SALITRAL DE CARRERAS: ZONA DE GUERRA.
VILLA DE RAMOS, SAN LUIS POTOSÍ, MÉXICO.- Las escuelas cerradas, las clínicas sin médicos y un gran temor en los habitantes de las comunidades del municipio de Villa de Ramos y Salinas, se vive desde que el Jueves Santo, grupos delictivos recrudecieron la violencia en la zona.
Aunque no dejan de mostrar su miedo, los lugareños aseguran que “nos vamos a defender aunque sea con piedras; estamos hartos”, afirman habitantes.
El pasado Jueves Santo 21 de abril, hombres armados a bordo de vehículos en convoy, ingresaron a la comunidad de Salitral de Carreras y abrieron fuego contra casas y negocios de la avenida principal.
Fue el acabose para los pobladores, quienes dicen que hace más de un año grupos armados habían ingresado a robar en la población; “se metían a la casa que querían y hasta la plancha se llevaban; las tiendas igual, las dejaban casi vacías cuando querían”, aseguran.
La madrugada del 14 de mayo, los lugareños decidieron defenderse de otra incursión ante la falta de respuesta por parte de las autoridades locales; esta vez los atacantes se enfrentaron a un grupo de pobladores que lograron darles alcance en las afueras de Salitral de Carreras, en el camino rumbo a El Zacatón.
Entonces, el saldo fue de cuatro personas muertas, tres camionetas incendiadas y otras tres rafagueadas; uno de los occisos quedó en una Chevrolet de color verde, con placas de circulación TN-26-134; se encontraba esposado.
Uno más quedó en el suelo con varios disparos de arma de fuego y un poblador del lugar, identificado como Antonio Pérez Escobedo, que viajaba en una camioneta y que se dirigía a su parcela a trabajar, murió acribillado por los delincuentes que lograron huir dejando abandonados varios vehículos de lujo; desde ese día, la vida en la comunidad ya no es la misma.
LLEGANDO A LAS TOLVANERAS
Un kilómetro después del municipio de Salinas de Hidalgo, sobre la carretera a Zacatecas en dirección a Salitral de Carrera, tres patrullas de la Policía Federal vigilan en las inmediaciones de la comunidad de Santa Rita.
Hay avisos de tolvaneras; el pastizal de las cunetas se hace más alto y el camino adquiere un aspecto descuidado, mientras se observa un retén de Seguridad Pública del Estado en la entrada al camino que conduce a la cabecera municipal de Villa de Ramos.
Para llegar al Salitral partiendo de la carretera a Zacatecas, hay que atravesar la comunidad de El Zacatón, unos metros de camino de tierra abren paso a una carretera pavimentada digna de cualquier ciudad.
La avenida principal está llena de negocios como tiendas, ferreterías, renta de computadoras con Internet, restaurantes, pequeños centros de convenciones, parcelas con fértiles cultivos y una iglesia con enorme reloj. Lo que falta es gente.
Sólo los jóvenes, algunos con aspecto de cholo –costumbre adquirida en Estados Unidos- son los que se atreven a salir a la calle en Salitral; son quienes platican en las esquinas, los que beben afuera de una tienda.
Un albañil resana las huellas de los disparos de arma de fuego en el súper de la gasolinera del lugar; “rompieron todos los vidrios, hasta los de la ventana de arriba, los dueños mandaron poner unos nuevos y reducir las ventanas”, comenta.
SIN MAESTROS, SIN MÉDICOS Y CON MIEDO
La gente no quiere hablar de la situación; los grandes se encierran en sus casas y con mucha desconfianza dicen unas cuantas palabras: “Ya no salimos mucho, sólo para lo necesario, antes teníamos que ir por necesidad a comunidades vecinas pero ahora ni eso; muchos hombres ya no van a trabajar fuera del poblado por temor a que les pregunten en el camino de dónde son”, señaló una pobladora.
Ya por la tarde, varias “trocas” cargadas con alrededor de quince hombres pasan seguido por la avenida principal; son campesinos que regresan a sus casas después de una larga jornada laboral en los sembradíos de chile en la comunidad vecina de El Barril.
“Ya regresan todos en bola, tienen miedo a que se los tope una camioneta y les metan un balazo, ya no dicen de dónde son”, dice la mujer.
La iglesia es el único lugar público que mantiene las puertas abiertas de par en par, la mayoría de las tiendas tienen el letrero que dice: “toque antes de entrar”.
“Aún desde antes del Jueves Santo era raro que vinieran los maestros, pero luego de plano ya no se aparecieron; tienen miedo de regresar acá, dígame ¿qué va a ser de nuestros hijos sin escuela? No abren ninguna escuela por temor a que les disparen en la calle”, señaló una de las habitantes de El Salitral.
El Centro de Salud de la comunidad está cerrado, el doctor del lugar y dos médicos particulares ya no vienen: “somos gente adulta que necesita atención, la mayoría ya estamos grandes y ahora nos mandan hasta la cabecera de Villa de Ramos para atendernos, muchos no tienen para trasladarse hasta allá, además del miedo de salir”.
“DISPUESTOS A TODO”
Patrullas de Seguridad Pública del Estado que vigilan la zona llegan al Salitral, los agentes se entrevistan con los pobladores y éstos les piden que se den sus vueltas con más frecuencia.
El oficial a cargo del grupo policiaco ofrece su apoyo mientras interroga a jóvenes de las esquinas: “¿de dónde eres, a qué te dedicas?”. Los demás policías que lo acompañan se dispersan alrededor vigilando en todas direcciones.
Los agentes provienen del municipio de Salinas y afirman que la vigilancia será continua: “Sólo les pedimos un lugar para quedarnos; cualquiera, será más fácil permanecer cerca”, afirman.
“Lo que quieran: alimento, camas, aquí se lo vamos a dar, sólo pedimos que nos cuiden, que el Gobernador se reúna con nosotros, no hay escuelas, no hay médicos, ya no vivimos en paz”, dice un poblador.
“Estamos dispuestos a que nos maten, aunque sea con piedras nos vamos a defender, estamos hartos; primero sólo nos robaban y luego nos atacaron, la situación se vivió insoportable”, comenta un hombre de unos 60 años de edad.
“No somos delincuentes, somos gente trabajadora, somos campesinos, nos robaban a cada rato; nos matan la gente”, se queja y luego habla con el agente estatal a cargo de la vigilancia.
Su semblante denota preocupación cuando ve que los agentes suben a las patrullas para retirarse.
En esos momentos aparece en el aire un helicóptero de Seguridad Pública del Estado sobrevolando la zona y los policías señalan las casas baleadas, en su mayoría ya arregladas por los dueños.
es increible que la gente trabajadora ahora tenga que defenderse afalta de seguridad en nuetro pais. y felicito a esa guente que tine los tamaños (lo que le falta a nuetros gobernantes)
ResponderEliminarMANDEN MAS SEGURIDA Y ATODOS LO PINCHES PUTOS SICARIOS K NI SE LES OCUURA ENTRAR POR QUE DE AQUI NO SALEN MAS QUE MUERTOS Y YA LO AN COMPROBADO PUTOS NO PUEDEN NI CON SUS TROCAS BLINDADAS PUTOS PUDRANSE EN EL INFIERNO MALDITOS ANIMALES JAJAJAJAJA
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