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A estas alturas de modernidad política y ciberespacio, sólo en un rancho alejado de la mano de Dios, es concebible que alguien ose pretender instaurar un cacicazgo con los miembros de la misma familia.

Sucede en Soledad, San Luis Potosí, donde el empresario pollero (de pollos) quiere dejar nada menos que a su hijo, “el pollito”, al frente de la alcaldía que hoy preside.

Es ridículo y ofensivo para cualquier ciudadano, y lo será para los votantes el primero de julio.

Más inaceptable es tal candidatura cuando se revisa el curriculum, la trayectoria y los talentos del junior aspirante a presidente municipal, pues no existen. Todas sus dotes las lleva en el apellido, más allá no hay nada.

A este candidato de PRD, Movimiento Ciudadano y PT, Ricardo Gallardo Cardona (se llama el imberbe joven), le ha surgido ya una importante competencia con forma de mujer.

Ella se llama Amalia Velázquez y contenderá con las siglas del PRI, del PVEM y de Conciencia Popular. Tiene posibilidades de ganar porque ya en la contienda pasado quedó cerca del ganador Ricardo Gallardo.

Como oficial del registro civil permaneció muchos años atendiendo a los soledenses y se ha hecho de simpatías en el pueblo y en muchos otros ciudadanos que no ven bien a los Gallardo, ni a la corrupción y malos manejos que éstos representan.

A pesar del partido que la representa en forma principal, el viejo y autoritario PRI, y de algunos tiburoncillos que la rodean, como el mañoso Oscar Vera Fábregat y su partido Conciencia Popular, Amalia representa una esperanza para evitar que en Soledad se imponga un nuevo cacicazgo.

Inicia su campaña con atrevimiento y humor al autodenominarse la “mamá de los pollitos”, veremos si más allá de esta inicial ocurrencia, la candidata priista tiene propuestas, carisma y valor para sacar a los pollitos del corral, mandarlos a sus casas y decirles que nadie quiere más cacicazgos, ni gobiernos heredados.

Las cosas como son...