La disputa del 2015.
Este segundo semestre del 2014 es el preámbulo de los procesos electorales del próximo año. El escenario se ha previsto con nuevas reglas, transformando al IFE en el nuevo INE, con mayores facultades y concediéndole la rectoría en aspectos relevantes de los comicios locales, solo falta concretar algunos aspectos para dar la voz de arranque.
Las elecciones que se avecinan son importantes tanto en lo nacional como en las entidades que tienen procesos concurrentes. Actualmente el PRI junto con su aliado el PVEM, cuentan con un número de legisladores que representa casi el 48% del total en ambas Cámaras, esto les permite tener un amplio control sobre el Congreso, sobre todo en diputados, pues en conjunto tienen 241 y diez del Partido Nueva Alianza, con quien se han entendido, eso les otorga una mayoría absoluta en esta legislatura.
Vista esa conformación es obvio que la disputa electoral tendrá como eje central la obtención de curules, a efecto de cambiar la correlación de fuerzas y con ello tener un mayor contrapeso evitando excesos rumbo al 2018. La siguiente legislatura es clave en la renovación presidencial, de eso estamos conscientes todos.
En estos momentos el PRI como partido gobernante no pasa por su mejor momento, pesa sobre sus espaldas el desastre económico, el tema de la inseguridad y el incremento de la corrupción, de continuar esa inercia de manera natural se prevé una caída el año que entra, la que pretenden aprovechar los partidos opositores.
Por otra parte, los procesos locales también son significativos, pues no solo se renuevan nueve gubernaturas: Campeche, Sonora, San Luis Potosí, Querétaro, Nuevo León, Michoacán, Colima, Baja California Sur y Guerrero, sino además un buen número de alcaldías. Si la Cámara de Diputados es fundamental para los equilibrios, los pesos y contrapesos de la política nacional, también operan las autoridades locales, dígase gobernadores y presidentes municipales en sus respectivas zonas, ahí tenemos de ejemplo el Distrito Federal, bastión perredista desde hace casi tres décadas, por lo tanto, esas posiciones estarán en la mira de todos los partidos políticos.
Las elecciones del 2015 son la antesala de las presidenciales al 2018 y, aunque se podría decir que es prematuro pensar en ello, las experiencias señalan que los reacomodos en los procesos intermedios pueden constituir los boletos de entrada para la grande, que si bien, no es a rajatabla la regla, las probabilidades se incrementan considerablemente cuando existen equilibrios.
Tampoco descartamos la presencia de candidaturas independientes que -sin duda- van a surgir y algunas -probablemente-, con perfiles interesantes que pueden mover el tapete, lo mismo vamos a ver en materia de género, pues con la obligación de impulsar más mujeres, los liderazgos femeninos estarán en primera fila y a la vanguardia.
Los tiempos siguen corriendo y han llegado, los partidos hacen sus ajustes y se preparan para dar la pelea, la puerta de las reformas comienza a cerrarse en tanto se abre la ventana electoral y el clima del país se percibe inquieto. La pelota pasa a la cancha del árbitro y, esperamos imparcialidad y piso parejo.
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