¡MARCHANDO!
- ESCRIBE: ALEJANDRO ZAPATA PEROGORDO (Senador de la República por el Partido Acción Nacional).
La caravana encabezada por Javier Sicilia bajo el movimiento denominado “Paz con Justicia y Libertad” eligiendo como destino final a Ciudad Juárez, territorio sobresaliente por la violencia a que ha sido sometida a su gente, tiene gran simbolismo y es digno de destacarse.
Hoy en día, este ha sido un paso crucial, el transitar de los dichos a los hechos, se llama congruencia y valor cívico.
Uno de los objetivos centrales de este movimiento, consiste en el despertar ciudadano, en tomar consciencia del proceso de transformación que se debemos impulsar cotidianamente.
Encontrar la armonía y la paz social no es una tarea sencilla, menos aun cuando estamos inmersos en la cultura de la corrupción, de la transa y del compadrazgo. Pero ello estas acciones contrastan cuando imperan las balaceras, los levantones, los secuestros y las ejecuciones. Porque es ahí cuando valoramos lo que debe de significar el respeto por los demás.
Por esas y más razones, la pretensión de transformar la manera cómo actúan las instituciones y la sociedad es loable y tiene sentido. Urge un cambio de mentalidad, requerimos autoridades con principios -y ciudadanos- en toda la extensión de la palabra.
Los gobernantes, cuando tienen voluntad política se encuentran con dos grandes desafíos, cambiar las instituciones para que cumplan correctamente sus objetivos; para que sus integrantes tengan vocación, preparación y sobre todo ética.
Por otra parte, deben de buscar el atender las necesidades de sus gobernados, promoviendo su participación y coordinando sus esfuerzos. Solo así se puede tener gobiernos legitimados y sociedades estables.
El caso contrario lo seguimos observando; gobiernos asustadizos, escondidos, cobardes y complacientes. Sin vocación alguna, más sin embargo: llenos de pretextos.
Un buen gobernante, tal como lo hace Javier Sicilia, no es quien hace mucha obra pública -que siempre es bienvenida- sino quien tiene capacidad para que la sociedad vaya evolucionando en su forma de pensar, que motive su participación, que cuente con espacios de deliberación traduciendo todo esto en una vigorosa democracia con mayores y mejores oportunidades en el desarrollo de las personas.
Mientras no se encuentre el camino para ello; sin duda alguna, seguiremos marchando.
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