Señores y mulos viejos, de lejos...
Abriles y caballeros, pocos y buenos.
El título de este artículo proviene de refranes utilizados en el libro "Sala de Tapices", autoría de don Artemio del Valle Arizpe, cronista de la ciudad de México en los años treinta, quien describe con sumo detalle, episodios y anécdotas de la historia mexicana, bajo un peculiar estilo, ameno y gran sentido del humor, lo mismo habla de grandes e ilustres personajes, como de gente pueblerina y sencilla.
Lo traigo a colación en tanto que escribía la historia a manera de novela y, bajo la mexicanísima tradición de narrar lo ocurrido en forma chusca y simpática, haciendo de la desgracia algún chiste. Como todos sabemos, esta costumbre existe y sigue vigente en la actualidad, que le vamos a hacer: ¡así somos!, como dice el refrán popular: "no se hurta, se hereda", es parte indisoluble de nuestra idiosincrasia.
A los hechos me remito, pues estamos llenos de escándalos, solo basta escuchar las noticias o echar un vistazo a los periódicos para enterarnos de a quien descubrieron haciendo trapacerías, ya sea aquí en la tierra o por denuncia en el extranjero, como en el caso del prófugo Tomas Yarrington, acusado de lavar dinero proveniente de los carteles del narcotráfico, en Estados Unidos.
A Cuauhtémoc Gutiérrez, líder del PRI en el Distrito Federal, le descubrieron una red de prostitución interna, por otra parte, arraigan a quien fuera gobernador interino de Michoacán Jesús Reyna, acusado de tener nexos con los "Caballeros Templarios", Fernando Toranzo, en su calidad de Gobernador de San Luis Potosí, destina recursos públicos para invertirlos en empresas vinculadas con los carteles de la mafia, dedicadas al lavado de dinero, Humberto Moreira, después de adquirir una descomunal deuda en Coahuila y dejar la plaza en manos de la delincuencia, disfruta de un periodo vacacional en Europa y, así sucesivamente: Montiel, el gober precioso Mario Marín, Fidel Herrera en Veracruz, Ulises Ruiz en Oaxaca, las balaceras y secuestros en Tamaulipas, los bloqueos de calles en Monterrey, la imparable delincuencia en el Estado de México y... sigue la mata dando, recordamos las declaraciones del insigne Sócrates Rizo, afirmando que en sus tiempos no había problema, les decían a los narcos por donde pasar y se arreglaban sin dificultad, ¡Vaya, que bonita familia!
Por otro lado, dentro de los partidos, dándonos hasta con la cubeta, lo mismo en la izquierda que en la derecha, con el consecuente desgaste de los pocos liderazgos políticos de valía, que se los llevan entre las patas, van a terminar como el testamento de Rabelais: "No tengo nada, debo mucho, lo demás se lo dejo a los pobres".
Seguramente don Artemio hubiese realizado de estos una crónica de época, para deleite de sus lectores, regresando al título de "Cosas que son así", bajo la recomendación de "hay modos", por supuesto siguiendo la receta de "la sana distancia".
El hecho real es que mientras no tengamos la capacidad de superar la crisis política, de legalidad y gobernabilidad por la que atravesamos, difícilmente vamos a encontrar la ruta de la estabilidad y el desarrollo. Las reglas siguen sin estar claras y otras se utilizan a contentillo, dependiendo de quien las aplique, como diría Gonzalo N. Santos, a mis amigos la ley, a mis enemigos el rigor de la ley.
El momento es complicado y aunque el humorismo popular atempera los ánimos, también es síntoma de insatisfacción. Como dijo el político y militar Uruguayo don José Gervasio Artigas, en una de sus frases célebres: " nada podemos esperar si no es de nosotros mismos”.
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