HUGO LAZARO AGUILAR FUENTES, HUYE Y PIDE AUXILIO, ANTE LOS RECLAMOS DE PERIODISTA QUE AGREDIO
ENTRE MENTADAS DE MADRE, DAVID RANGEL TAPIA, HIZO CORRER AL HERMANO DEL “CHIQUILIN”
San Luis Potosí, México. Septiembre 27, 2014.- Luego de que hace unos días Hugo Lázaro Aguilar Fuentes agredió a traición al periodista David Rangel Tapia; en un nuevo enfrentamiento el hermano del “líder social” Rafael, apodado el “Chiquilín”, huyó y busco ayuda de policías municipales ante los reclamos por el ataque previo.
Hace unos días, David Rangel Tapia editor del periódico digital:
www.revistaelmundodesanluispotosi.blogspot.mx fue agredido por Lázaro Aguilar, en el interior del restaurante La Parroquia ubicado a un costado de la Plaza de los Fundadores, hasta donde llegó el citado personaje para lanzar golpes por la espalda al periodista.
Ante la mirada de varios testigos, Rangel esquivó los golpes, lo cual fue aprovechado por Lázaro para empujarlo sobre las mesas que hay en el lugar y de ahí llegar al suelo, donde el agresor también intentó golpearlo.
La oportuna intervención de varios comensales, entre ellos el abogado Othón Terrazas, evitó que el ataque pasara a mayores y Lázaro Aguilar fue echado del lugar, por trabajadores del restaurante.
Luego de ello, David Rangel presentó una denuncia contra su agresor, quien habría realizado el ataque siguiendo órdenes de su hermano Rafael Aguilar, auto nombrado “luchador social” y “activista” y sobre quien, el periodista escribió varios artículos exhibiendo en uno de ellos que acudió a una protesta apestando a marihuana, lo cual levantó la molestia de los mencionados.
En días posteriores a la agresión, Lázaro Aguilar preguntaba a otros periodistas por Rangel; “¿han visto a ese pinche enano? Voy a acabar de romperle la madre…”.
Enterado de lo anterior y ante la desventaja física que representa el que se enfrenten un anciano de baja estatura contra un adulto corpulento y alto, David Rangel decidió contratar un par de escoltas para resguardar su integridad.
Así, fue el pasado lunes cuando cerca del mediodía, Lázaro Aguilar llegó al restaurante La Posada del Virrey, donde se encontraba David Rangel Tapia bebiendo café con otras personas y ahí le mentó la madre e intentó agredirlo de nueva cuenta.
En esta ocasión, los jóvenes que sirven de escolta a Rangel Tapia se acercaron para evitar un nuevo ataque y sacaron a empellones a Lázaro Aguilar del lugar, pero desde afuera éste lanzó una serie de insultos contra el periodista, quien salió a encararlo y pedirle que se tranquilizara.
Ahí inicio la humillación para Lázaro Aguilar, quien a mentadas de madre se dirigía al periodista que contestó la agresión verbal de igual forma: recordándole a su progenitora al hermano del “Chiquilín”, quien al ver que los escoltas de Rangel no permitirían que lo golpeara, bajo la voz y nervioso caminaba profiriendo otros insultos.
Rangel Tapia lo persiguió hasta los arcos de Palacio Municipal, donde nuevamente se encararon e intercambiaron insultos:
¡Te voy a escupir!, decía Lázaro.
¡Si me escupes, ellos te rompen la madre!, reviraba Rangel.
Lázaro manoteaba y pretendía tocar a Rangel, pero las manos de los escoltas lo evitaban, lo que enfurecía más al agresor que, no sabía que hacer hasta que se percató de la presencia de un par de policías que resguardaban la entrada de Palacio Municipal y rápido acudió a pedirles ayuda porque según él, lo querían golpear.
Los agentes ni se inmutaron ante la solicitud de Lázaro, que encorajinado e impotente se dio la vuelta y huyó a esconderse al interior de Palacio Municipal, no sin antes lanzar un último recordatorio maternal a Rangel, quien lo persiguió regresándole la mentada de madre y gritándole que era un maricón y un marihuano.
De lo anterior, hay una evidencia gráfica que permite apreciar como Lázaro Aguilar pasó de ser un envalentonado agresor de un anciano, a un temeroso y humillado sujeto que prácticamente corrió como un perro con la cola entre las patas.
Juzgue usted mismo amable lector y decida si la actitud de alguien que agrede a traición a un adulto mayor, debiera ser la misma cuando se igualan fuerzas.
¿Maricón?
¿Drogadicto?
¿Traidor?
Tal parece que ahora sí, Lázaro Aguilar se encontró con la horma de su zapato y pasó de ser un sujeto atemorizador, a un pelele correlón más de esos que abundan por ahí.
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