David Menchaca, “le rompió el hocico”, a Carlos Fonseca
● Los hechos el 12 de febrero.
● El ganador de la pelea por unanimidad: David Menchaca.
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SAN LUIS POTOSÍ, MÉXICO ● Tras la toma de protesta en el Colegio de Notarios y luego de un agradable convivio, se suscitó una pelea a puño limpio entre el director del Notariado del gobierno del Estado, Carlos Fonseca Castañol y el director de Catastro.
En estado inconveniente, el director del Notariado, Carlos Fonseca, de sangre caliente y mecha corta quiso discutir con David Enrique Menchaca, director de Catastro, del gobierno capitalino quien convivía tranquilamente con algunos fedatarios cuando se armó la pelotera.
Jesús Antonio Ávila Chalita y su grupo en el poder del Colegio de Notarios saboreaban las últimas glorias del actual sexenio con el gobernador Fernando Toranzo cuando el festejo se descompuso.
Los que los conocen dicen que el director de Catastro es un hombre educado y muy respetuoso pero Carlos Fonseca en plan prepotente y bravucón lo provocó hasta que logró que le hiciera caso.
Algunas versiones señalan que Fonseca, niño sedentario y mimado quiso lanzarle un crochet a Menchaca pero los reflejos de éste le permitieron esquivar el golpe traidor y le respondió con un uppercut que inmediatamente lo dejó fuera de combate.
Muy gallito Fonseca intentó responder pero las piernas hechas hilo no le respondieron lo que permitió a Menchaca hacer unos cruces de pierna para impulsarse sobre su rival de ocasión.
Esta vez no pudo gritarle a su jefe Cándido Ochoa, quien anda de precampaña en la Huasteca atendiendo sus aspiraciones de conseguir fuero federal: Con la mirada perdida buscó de nuevo el tórax del funcionario municipal sólo para hacer un abanico en el aire con su desguanzado brazo.
Menchaca con la zurda cuidaba la guardia y con la derecha puso fin a la pataleta de Fonsequita que, como toda niña chillona, se fue directo al hospital a que le arreglaran su estropeado traje marca Hugo Boss.
Los testigos juraron llevarse a la tumba el secreto de la pelea pero hubo testigos que aseguraron: “Mi pecho no es bodega” y dispersaron la historia por cuando grupo de whats app encontraron.
Así termina la historia de este pleito de afamados, esta vez no hubo reglas, solo técnicas mínimas de cómo someter a un insolente Fonsequita.
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