BODAS EPISCOPALES DE MONSEÑOR ARTURO ANTONIO SZYMANSKI RAMÍREZ: UNA VIDA AL SERVICIO DE DIOS.
EL ARZOBISPO DON LUIS MORALES REYES Y LA COMUNIDAD ARQUIDIOCESANA DE SAN LUIS POTOSÍ, EN OCASIÓN DE LAS BODAS DE ORO EPISCOPALES DEL SR. DON ARTURO ANTONIO SZYMANSKI RAMÍREZ, HACE A USTED UNA FRATERNAL INVITACIÓN PARA UNIRSE A LA SOLEMNE CONCELEBRACIÓN EUCARÍSTICA EN LA CATEDRAL METROPOLITANA DE SAN LUIS POTOSÍ, HOY MARTES 22 DE JUNIO A LAS 12:00 HORAS, EN LA CUAL CONTAREMOS CON LA PRESENCIA DEL SR. NUNCIO APOSTÓLICO EN MÉXICO, MONSEÑOR CHRISTOPER PIERRE Y OBISPOS INVITADOS. SU PRESENCIA SERÁ MUY SIGNIFICATIVA COMO EXPRESIÓN DE FRATERNO RECONOCIMIENTO Y GRATITUD.
AUTORES: Leyre Hurtado Abaunza/Alfonso Álvarez Berrones/Plano Informativo/Parte 1 de 4.
La Arquidiócesis de San Luis Potosí estará de fiesta hoy martes 22 de junio, pues uno de sus pastores más queridos, Monseñor Arturo Antonio Szymanski Ramírez cumplirá 50 años de que fue consagrado Obispo, sus Bodas de Oro. Hombre ilustrado pero muy humano, se conduce con sencillez y sus sabias palabras las intercala con un humor jovial que contagia. Concedió en el jardín de su casa una amplia entrevista exclusiva, con duración de más de una hora, a Plano Informativo. Dividida en 4 partes, aquí entregamos la primera a nuestros lectores.
--Muchas personas lo califican así, pero ¿se considera usted un hombre sabio?
“No. Yo pienso que la sabiduría la concede Dios a quien él cree que le haga falta. Yo pienso que a mí ahorita no me hace falta la sabiduría”, afirma sin muchas vueltas y deja escuchar sonora carcajada.
--¿Cuál es la emoción más intensa que ha sentido en su vida?
“Yo pienso que debemos ser más que nada coherentes con nuestro modo de ser. Por ejemplo, uno tiene muchas emociones en la vida, cuando uno es niño es la emoción de tener un balón de futbol, (como usted ahora, que anda con la camiseta de luto porque no ganó la Selección su primer partido); pero mire, yo tuve unos padres muy buenos eran un ejemplo para mí, éramos una familia de clase media.
“Mi papa es de ascendencia polaca y mi mama de China… Nuevo León (la risa es espontánea); eran buenos cristianos, estuvieron en Tampico cuando el auge petrolero y ahí se conocieron, se casaron y fuimos 10 hermanos. Éramos una familia de clase media, mi papa formaba parte de un grupo que tenia un negocio de abarrotes para surtir a las misceláneas, y yo veía que era un modo de veras de que llegaran las cosas del productor al consumidor sin pasar por muchas manos.
“Los sábados me iba a recorrer con un chofer y un cargador, que así le llamaban, a entregar mercancía a las tiendas y changarritos. Me hice amigo de mucha gente, el chofer era jugador del equipo de futbol llamado Limpieza Pública y mi papa pues siempre me daba mis balones.
“En fin, el chofer me dijo ¿por qué no hacemos un equipo de futbol de niños para comenzar los equipos infantiles en Tampico? Y comenzamos así; pero a mí me gustaba ayudar a mis semejantes pues mi papá siempre nos lo había enseñado; él siempre tenía cigarros en la casa y se los daba a toda persona que se los pedía”.
--¿Acompañar a chofer y cargador a repartir mercancías, era una forma de ayudar a su familia?
“No, yo iba porque me gustaba ver el negocio de mi papá pero no era una forma de ayudar a mi familia, me llevaban para que no diéramos lata en la casa, entonces el chofer me invitó y como a mí me gustaba ayudar a mis compañeros pobres hice un equipo de futbol con puros chamaquitos del Cascajal, que era uno de los barrios más pobres en todo Tampico, era el relleno del río Pánuco y me acuerdo que yo tuve que aprender a jugar futbol descalzo, así que aprendí bien.
“En mis tiempos (admite) era buen futbolista, cuando era rector del seminario un entrenador argentino me quería contratar y llevar al equipo Tampico profesional en donde militaron enormes jugadores como Pérsico, Rolando, Bonelli. El equipo lo tenía la Colonia Española y encomendaron a las señoras para que me fueran a sonsacar . Y les dije: ¿Yo, tanto estudiar para que me quiebren una pierna? No.
“Pero también además de jugar futbol, toree y aprendí a nadar. Me acuerdo que íbamos con un primo mayor a la playa y nos tomaba de un hombro, pero no me acuerdo cuándo aprendí a nadar. (Nueva risa de Monseñor).
--Cuando ofició su primera misa, ¿sintió “mariposas en el estómago”?
“Yo nunca sentí mariposas en el estomago. Yo las mariposas las coleccionaba cuando era joven”…(Y deja escuchar nueva risa).
“No, mire, cuando yo me ordené de sacerdote fue en Moctezuma, Nuevo México, en Estados Unidos.
“Estábamos allá porque había la persecución religiosa en México y estuvimos como desterrados. Entonces a mí me tocó vivir allá 6 años; los últimos 6 años de mi carrera los hice allí y entonces se preparaba uno.
“Más que mariposas, yo sentía gratitud a Dios Nuestro Señor por haberme llamado para servir a mis semejantes y estaba consciente de que había qué renunciar a algunas cosas, pero por amor al Señor con gusto estaba dispuesto de veras a vivir honestamente para poder ayudar. No hubo mariposas”, dice el prelado con la sonrisa a flor de labios.
--¿Cuál es la mujer que usted más ha amado?
“Hombre, hay dos: la Santísima Virgen y mi madre. La Virgen María y mi madre. Creo que un sacerdote que ha proyectado su vida honestamente tiene qué querer y uno quiere a mucha gente, a toda la gente que trata y así por ejemplo al estar aquí con ustedes estoy manifestando mis afectos.
“¿Pero así, de qué mujeres he dependido yo?, de la Virgen a la que siempre le he pedido que me conceda su pureza y de mi madre.
“He tenido amigos y amigas, estuve en Tampico pero desde chico aprendí lo que son las amistades y los compromisos que se puede echar a uno. Y ahora quieren que los jóvenes vivan y crezcan despojados, y en lugar de buscar el bien de los demás buscan el bien propio y por eso vienen tantos desajustes en las vidas y en las amistades.
“Los muchachos usan a las muchachas como si fueran pañuelos desechables y esa es la peor afrenta que se le puede hacer a una mujer”.
--¿Cuáles fueron sus juguetes favoritos, canicas, trompo o balón?
“Jugaba todo, burro fletado y todo lo demás. Pero siempre fui deportista, desde chico jugué más o menos bien futbol, basquetbol, beisbol, voleibol, nadé y eché clavados. Si quiere le enseño el retrato de cuando estaba yo en el seminario tirándome un clavado que mi mamá cuando lo vio, pues le mandé la foto, se asustó mucho (risas,) pero cuando ya me lo había echado.
--¿Cuando Monseñor se baña, agua fría o agua caliente?
“Mire, en Tampico siempre agua fría, aquí realmente no hay tiempo. Ordinariamente yo busco agua templada, pero antes de bañarme yo todos los días hago una lagartijas y unas sentadillas a mis 88 años, para poderme mover, ¿eh?
--¿Nuestro Arzobispo cree en los Santos Reyes?
“Cómo no. No como no como la gente cree que se debe creer. Los santos reyes fueron unos magos de oriente que fueron a ver al Señor cuando Niño y eso es históricamente cierto. Entonces tendría que preguntarle a usted qué entiende usted por santos reyes”, (ríe) y agrega: “Contesto de acuerdo a como vienen las pedradas, se retachan”.
--¿Quién es o ha sido su mejor amigo?
“Buen, yo he tenido muchos amigos, realmente muy buenos en todo el tiempo de mis estudios y sobre todo ya de sacerdote, muchos. Tuve la dicha de conocer a Juan Pablo II cuando él era obispo auxiliar de Cracovia cuando fuimos al Concilio Vaticano II y entonces el Monseñor Bichinsky invitó a todos los obispos del mundo que teníamos apellido eslavo y entonces ofrecieron una comida con los obispos polacos y el día del convivio yo fui y como mexicano de ascendencia polaca entre todos los del mundo. Entonces llegamos todos desconocidos y Monseñor Bichinsky me sentó al lado derecho y al lado izquierdo sentó a un obispo polaco joven, que después fue Juan Pablo II.
“Digo que de ahí vino una amistad. Al terminar la comida me dijo el señor Cardenal que si tenia vehículo, pero no, yo estaba muchacho y me había ido en taxi. Llévalo –le dijo al joven-, y Juan Pablo fue mi chofer porque fue manejando y yo a su lado en un carrito chiquito”.
Monseñor Szymanski, con el Cáliz que le obsequió Su Santidad Juan Pablo II.
--Monseñor, le decimos, ¿quién puede darse esos lujos?
“Pues sí. Íbamos en el carrito, de muy poca cilindrada y nos hicimos amigos, y ya cuando lo hicieron Papa entonces no había ni TV, y el Cardenal Ernesto Corripio Ahumada me habló por teléfono y me dijo: Oye, hicieron Papa a un Obispo de un nombre muy raro, ha de ser un africano. Entonces yo fui y prendí el radio y le estuve buscando y era mi amigo.
“A él lo nombraron Papa en 78 y en 79 vino a México a la Tercera Reunión de los Obispos de América Latina y recuerdo que en el aeropuerto yo quise adornarme saludándolo en polaco y me dijo:
“Chimansky, (porque en polaco así se pronuncia mi apellido), háblame por favor en castellano para practicar la lengua española”.
“La última vez cuando estuve con él ya muy malo, empezamos a hablar en castellano, continuamos en italiano y terminamos en polaco. Entonces él ya estaba limitado. Pero para mí fue un gran hombre”.
“Y Chimanski en polaco quiere decir hijo de Simón y el Papa es el sucesor de Simón Pedro. Y entonces yo le decía a Juan Pablo II que yo me consideraba un hijo privilegiado de Simón Pedro, del Papa”
Y ante los reporteros, agrega de buen humor: “Pero 50 años no se pueden reducir a plática de un ratito. Pregúntenme por favor”.
--¿Cómo definiría a Su Santidad Juan Pablo II?
“Juan Pablo II fue el hombre más notable del Siglo XX y el más conocido”.
¿Cuál o cuáles son sus platillos preferidos?
“Mire, a mí desde niño me enseñaron a comer todo, claro que ya usted dijo un platillo para uno de Tampico. La jaiba al natural. Pero no, como gracias a Dios todo. Alguna vez, cuando llegué aquí, un padre dijo vamos a darle pescado de cerca. Yo pensé que había un lago cerca, pero no, era nopal, nopal de una cerca”, y de nuevo Monseñor Szymanski deja oír sus carcajadas.
Difícil decirlo con exactitud, pero ¿cuántas misas habrá oficiado?
“Sincuenta, porque no las he contado. Ya la gramática es de usted”. (Y nuevas risas).
--¿Qué significa para usted la Arquidiócesis potosina?
“Para mí la Arquidiócesis potosina es un territorio en el que la gente no ha llegado a conocer sus valores. Y eso es muy triste. Porque andan con pleitos de niños de kínder en lugar de saber las cualidades que tiene cada quien y aprovecharlas; yo estoy educado a buscar el bien común y creo que viendo cada quien llevar adelante sus criterios nunca llegará a buscar el bien común y por lo tanto es un egoísta, por lo que yo digo que hace falta que en San Luis la gente de veras de veras se dé cuenta de los valores que posee y luego ayudar a los demás a que desarrollen sus propios valores.
“Yo les digo muchas veces que los potosinos son como las tunas, nada más que nos quedamos en las espinas de fuera. Yo creo que quitándonos las espinas la pulpa de la tuna es dulce, lo que hace falta es darnos cuenta de que tenemos espinas, pero hay qué quitarlas. Eso es para mí una tristeza, porque yo he recorrido muchas arquidiócesis y veo que hay una de valores que ya quisieran en otros lados, pero como que no se dan cuenta, como que la gente de aquí pues no sé, será muy primaria en el temperamento o eso, pero reacciona de manera indebida, también ustedes los periodistas. Bueno, es lo que yo percibo verdad.
--Es muy respetable su punto de vista, Monseñor.
“Es verdad, me está preguntando lo que yo pienso y se lo digo y claro sin ningún temor”.
ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…
- Nace en la Ciudad de Tampico, Tamaulipas, el 17 de enero de 1922.
- Ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1947.
Coadjutor C.I.S. de San Andrés Tuxtla, Ver., el 20 de abril de 1960.
- Consagrado Obispo el 22 de junio de 1960.
- Obispo residencial de San Andrés, Tuxtla, Ver., el 20 de febrero de 1965.
- Toma posesión el 31 de marzo de 1965.
- Obispo de Tampico, Tamaulipas, el 13 de agosto de 1968.
- Toma de posesión el 12 de octubre de 1968.
- Nombrado Obispo de San Luis Potosí el 29 de enero de 1987.
- Tomó posesión el 17 de marzo del mismo año.
- Nombrado primer Arzobispo de San Luis Potosí el 15 de noviembre de 1988.
- Toma de posesión , el 17 de enero de 1989.
- Presentó su renuncia al cumplir 75 años de edad el 17 de enero de 1997. Y ésta fue aceptada por el Santo Padre Juan Pablo II el 20 de enero de 1999.