MAYORGA “EL ENCUBRIDOR”
- El auditor señaló en su informe un gasto desorbitado al que no le dio importancia alguna, pero que el gobernador del estado está obligado a dar una explicación sensata para justificarlo. Se trata de un pago por 3 millones 324 mil pesos a la empresa Aqualimpio del Centro, por los servicios de lavandería, limpieza, higiene y fumigación en la Casa de Gobierno.
Segunda Parte. Por EDUARDO MARTÍNEZ BENAVENTE. Octubre 30, 2011.
SAN LUIS POTOSÍ, MÉXICO.- Mientras que el auditor superior del estado premie al gobernador y diputados con estrellitas en la frente por el buen manejo de los recursos que se les confían, y en tanto no los exhiba ni moleste con sus observaciones, tiene asegurada su permanencia en el cargo, y si persevera en esa línea de complacencias, seguramente su reelección, lo que le permitiría a Héctor Mayorga quedarse hasta el 2021 en ese puesto; sin importar los abusos con los que éstos y otros funcionarios disponen de los dineros públicos.
Para qué perder el tiempo en analizar el informe de la auditoría que se le practicó al Congreso del Estado, cuando sabíamos que el encubridor que lo fiscaliza iba a dictaminar, como lo hizo, que no hay nada de importancia que observar ni sancionar.
Contrariar a los diputados hubiera sido un acto suicida para sus pretensiones reeleccionistas. Conocemos todas sus tropelías y ya no nos sorprenden. El Poder Legislativo es un coto de impunidad en el que se tolera cualquier cosa, desde ocultar el monto real de los ingresos que reciben sus integrantes por diversos conceptos, como son un fondo de ahorro que no declaran, apoyos para gestoría con los que se quedan o no comprueban, el pago de asesores que inventan o no remuneran debidamente, el fondo destinado a cada una de las fracciones parlamentarias que se lo reparten como si fuera un botín; hasta el abuso en viáticos, vehículos, vales de gasolina y el pago de horas extras injustificadas y sin partida presupuestal.
Sin olvidar la contratación innecesaria de empleados y asesores que engrosan irresponsablemente la nómina legislativa, así como la evasión fiscal en el pago del impuesto sobre la renta. El auditor en todos estos casos, que han sido ampliamente difundidos, no reparó ni hizo señalamiento alguno.
Por otra parte, el informe final de la auditoría derivado de la revisión de la cuenta pública 2010 del Despacho del Ejecutivo muestra una serie de gastos desproporcionados y ofensivos que contradicen el resultado final del dictamen del auditor que salió limpio, y en el que ni siquiera se atrevió a dejarle una observación administrativa que solventar.
Su cuenta salió perfecta, nada que aclarar, no obstante la irracionalidad y falta de transparencia en los pagos que realizó esa oficina que coordina sus actividades. Poco quedó de los compromisos de austeridad y disciplina a los que se comprometió en su toma de posesión.
En ese año ejerció un gasto de 71 millones 405 mil pesos; 8 millones 380 mil menos que lo que reporta el último de la administración de Marcelo de los Santos; aunque habría que examinar en los dos casos qué conceptos se pagaron con recursos de otras dependencias.
El fondo revolvente se elevó de 120 mil pesos a 300 mil para ser utilizado en los gastos eventuales de las giras del doctor Toranzo. El sueldo al personal y otras prestaciones crecieron a 49 millones 87 mil pesos en el primer año de su administración, con una plantilla de 34 plazas, contra los 39 millones 556 que registra la cuenta de Marcelo de los Santos en el 2009, con 2 empleados menos.
A los vehículos del despacho del gobernador, (no se menciona el número) se les suministró combustible por un valor de 2 millones 88 mil pesos; mientras que a los de los Santos, 1 millón 594 mil pesos.
El doctor Toranzo gastó en medicinas y productos farmacéuticos 1 mil 538 pesos, contra 127 mil que erogó el contador. En vestuario, uniformes y blancos lo volvió a superar el ahora director de la Casa de Moneda con un gasto de 615 mil pesos contra 23 mil de su ex empleado.
En gastos de ceremonial y orden social, Marcelo lo rebasó con mucho, 14 millones 421 mil pesos contra 4 millones 15 mil pesos, aunque el auditor no distingue lo que le correspondió a Toranzo en los últimos 3 meses del 2009. En congresos, convenciones y exposiciones, el primero dispuso de 5 millones 617 mil pesos; el segundo, apenas de 66 mil pesos. Aunque habría que revisar también si no hay gato escondido en estos números.
El auditor señaló en su informe un gasto desorbitado al que no le dio importancia alguna, pero que el gobernador del estado está obligado a dar una explicación sensata para justificarlo.
Se trata de un pago por 3 millones 324 mil pesos a la empresa Aqualimpio del Centro, por los servicios de lavandería, limpieza, higiene y fumigación en la Casa de Gobierno.
En el 2009, la cuenta de Marcelo de los Santos registró un gasto por ese mismo concepto de 3 millones 552 mil pesos. Puede ser que en este rubro estén ahora incluidos los servicios de limpieza de las oficinas gubernamentales de Palacio de Gobierno, pues cuando en la administración del contador nos enteramos que Manpower, sin licitar, como seguramente ocurre ahora, se encargaría durante 9 meses de los trabajos domésticos de la residencia oficial mediante el pago de 1 millón 956 mil pesos, no estaban consideradas sus oficinas de la Plaza de Armas. En esa ocasión muchos ciudadanos pusimos el grito en el cielo.
Era inaceptable tal derroche. Un pago de esas dimensiones no se justifica ni el Palacio de Buckingham.
Ahora ese gastó creció en un 70% y nadie protesta. Para darnos una idea del abuso que representa esa erogación basta con revisar lo que se pagó en 2010 en el Museo del Laberinto de las Ciencias y las Artes, por los mismos servicios: 1 millón 273 mil pesos, y eso que la superficie de este inmueble es mucho mayor que el de la Casa de Gobierno.
Estos pagos no amparan siquiera el material de limpieza. Una lavandera, clasificada en el tabulador de puestos del sector burócrata en la categoría 1, la más baja, tiene un ingreso de unos 6 mil 500 pesos mensuales.
Es importante destacar que en este paquete de servicios no está considerada la paga de otros empleados de la Casa de Gobierno, -en la que ni siquiera reside el actual gobernador- como son el administrador, el cocinero, meseros, guaruras, chóferes, secretarias y mensajeros.
El ahorro y la optimización de los recursos públicos no existieron en el gobierno panista, como tampoco existen en el priista.