Inauguró la Segunda Sesión de 2010, de la Conferencia de Procuradores Generales de Justicia y Fiscales Generales de la Zona Noreste.
“SIN SOLUCIONES ESTRUCTURALES, EL COMBATE A LA DELINCUENCIA ESTÁ PERDIDO”: FTF
SAN LUIS POTOSÍ. MÉXICO. VIERNES 29 DE OCTUBRE DE 2010.- El Procurador General de la República Arturo Chávez Chávez reconoció las tareas comprometidas que realiza el Gobierno de San Luis Potosí para combatir la delincuencia durante un acto que reunió hoy a los procuradores de justicia y fiscales de la zona noreste del país, y en el cual el Gobernador del Estado Fernando Toranzo Fernández pronunció un enérgico discurso en el que convocó a considerar la oferta social hoy ausente en el combate a los problemas de raíz de la delincuencia.
El titular de la PGR inició su discurso dirigiéndose a los potosinos, a quienes les dijo: “tienen un gobierno comprometido con la seguridad y con la integridad física y patrimonial de los habitantes de su bello estado. Así lo reflejan los resultados derivados de las acciones que desde aquí se emprenden para combatir y frenar a la delincuencia”.
Al inaugurar la Segunda Sesión de 2010 de la Conferencia de Procuradores Generales de Justicia y Fiscales Generales de la Zona Noreste, integrada por Coahuila, Durango, Nuevo León, Tamaulipas, Zacatecas y San Luis Potosí, el Gobernador Toranzo Fernández pronunció el siguiente discurso:
Al dar a ustedes la más cordial bienvenida a San Luis Potosí, los potosinos asumimos con responsabilidad la oportunidad que nos ofrece esta Segunda Sesión de la Conferencia de Procuradores Generales de Justicia de la Zona Noreste, para estrechar vínculos institucionales y mejorar nuestras fortalezas contra el delito.
Los temas que aquí habrán de abordarse ----unificación de las policías; homologación en la capacitación de ministerios públicos, policías ministeriales y peritos; narcomenudeo atendido desde el ámbito estatal; delincuencia organizada e intercambio de datos para la investigación de los delitos----, son de la mayor relevancia en la lucha que el Estado y la sociedad mexicana libran hoy contra la delincuencia y la violencia que trae aparejada.
Libramos una lucha crucial en la que no caben disimulos ni apariencias, pues en su desenlace se cifran la recuperación de la tranquilidad ciudadana y la salvaguarda de libertades hoy desafiadas y, en algunos casos, clara e inaceptablemente acotadas.
En el País empieza a asomarse como un daño colateral de la criminalidad la restricción en el ejercicio de nuestras libertades. Garantías postuladas por la Norma Suprema, como las libertades de expresión, de tránsito, de asociación y de reunión, empiezan a verse limitadas por el miedo que incuba la violencia asociada a la delincuencia.
La demostración irrefutable de que en muchos lugares del País la delincuencia está afectando nuestras libertades, impone a todos el compromiso de luchar de nuevo por la paz y por la preservación a toda costa de esas libertades….
No hay tiempo ni espacio para vacilaciones, menos para evasiones cómodas, imprudentes, o cobardes: tenemos que cerrar filas, antes de que el largo brazo de la amenaza alcance también la libertad de elegir, que con tantos sacrificios nos hemos dado los mexicanos.
Celebro los propósitos y los alcances de esta reunión, pero comparto con muchos mexicanos la convicción de que esto ya no es suficiente.
No podemos cifrarlo todo en las Procuradurías y en los cuerpos de seguridad del Estado. Es necesario fortalecer nuestros mecanismos de defensa y de combate a la delincuencia, pero es indispensable transformar sin más dilación el paradigma del desarrollo nacional, condensado en un modelo que reproduce injusticias, desigualdad, marginación y pobreza. Si no reconocemos la urgencia de soluciones estructurales, estamos perdidos.
Fortalecer la procuración de justicia es ineludible. Requerimos coordinación y concordancia que permitan una autoridad realmente organizada, para no darle a la delincuencia la facilidad de aprovechar las debilidades que incuba la desarticulación entre Estados y autoridades federales.
Como parte de la Federación, hemos estado atentos a las convocatorias del Presidente de la República. Nuestras propuestas en torno a la policía única; a la ley anti-soplones; a la necesidad de simplificar la adquisición de armamento, han sido escuchadas. Trabajamos estrechamente con el ejército y con las instituciones de la república, asumiendo cabalmente nuestra responsabilidad constitucional de velar por la seguridad y las libertades.
Como autoridades reconocemos la gravedad del problema, con el propósito de que la sociedad comprenda la dimensión del desafío, y procure también su auto-cuidado. En horas tan peligrosas, no hace sentido la política del avestruz. Tenemos que luchar y asumir los costos que implique hacer prevalecer las libertades y la cohesión de la sociedad.
Con esta misma claridad, sostenemos por ello que no todo es asunto del Ministerio Público y de las fuerzas de seguridad; sostenemos que hay que humanizar el paradigma del desarrollo nacional, a fin de preservar el tejido moral de la sociedad mexicana, su solidaridad, sus más altos valores.
Sé que estos trabajos son preparatorios de la Conferencia Nacional de Procuradores Generales de Justicia, que habrá de celebrarse en fecha próxima. Apelo a su inteligencia y sensibilidad, para que la agenda de esa reunión considere la propuesta de concertar con los Estados Unidos acuerdos bilaterales adicionales al Plan Mérida; es decir, acuerdos económicos que lleven a ampliar las cuotas de empleo legal y a una nueva ALIANZA PARA EL PROGRESO DE LOS JÓVENES de nuestras naciones, hoy sin esperanza y confundidos ante el futuro.
Apelo a su sentido de justicia, para que pueda iniciar cuanto antes una ofensiva bien articulada contra el delito, armada con alianzas amplias entre los tres órdenes de gobierno y la sociedad, pero también con una oferta social para los millones de jóvenes mexicanos sin expectativas de progreso y bienestar.
Es imperioso aplicar medidas enérgicas e inmediatas en tanto se redefine el extravío del paradigma de desarrollo con justicia del País.
La esperanza de los jóvenes mexicanos, está a punto de agotarse. La impresionante reserva de divisas internacionales del País, no sólo debe servir para mantener la estabilidad cambiaria. Urge afianzar la estabilidad del México joven con parte de esos recursos, aplicados de manera emergente con la vigilancia de la sociedad.
Seamos realistas: ¡se nos agota el tiempo!
Estamos ante el peligro de que las elecciones y las alternancias, ya no corrijan los defectos de las políticas y de los políticos: la nación misma está amenazada.
No debemos permitir que nos derroten en la conciencia que aún guardamos los mexicanos como miembros de una Nación libre y pacífica. Si asumimos el hábito de convivir con la violencia, la pobreza y la exclusión del México joven, el daño puede llevarnos a perder los valores que nos dan integridad y esperanza como Nación.
La anticultura del crimen no debe llevarse la fe en el País de sectores como la juventud mexicana; nos deben doler las víctimas de esta hora aciaga para nuestra patria, pero debe empezar a dolernos con la misma sincera intensidad, la derrota anticipada de las nuevas generaciones.
Hagamos dentro de la democracia y de la paz lo necesario para corregir el rumbo; para darnos viabilidad de futuro en la justicia social con libertades. No hay demasiado tiempo. La historia quiere que adquieran sensata actualidad las palabras perentorias que en otro momento de la república desafiada, pronunciará aquí don Sebastián Lerdo de Tejada:
Es ahora o nunca….
Los temas a abordar en este evento son Narcomenudeo, delincuencia organizada y trata de personas, entre otros.
CONFERENCIA DE PROCURADORES
GENERALES DE JUSTICIA
ZONA NORESTE, SEGUNDA SESIÓN
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Discurso pronunciado por el C. Dr. Fernando Toranzo Fernández, Gobernador Constitucional del Estado de San Luis Potosí, México. Viernes, 29 de octubre, de 2010.
Ciudadano Procurador General de la República, Licenciado Arturo Chávez Chávez.
Ciudadanos Procuradores Generales de Justicia de la Zona Noreste.
Señoras y señores:
Al dar a Ustedes la más cordial bienvenida a San Luis Potosí, los Potosinos asumimos con responsabilidad la oportunidad que nos ofrece esta Segunda Sesión de la Conferencia de Procuradores Generales de Justicia de la Zona Noreste, para estrechar vínculos institucionales y mejorar nuestras fortalezas contra el delito.
Los temas que aquí habrán de abordarse ----unificación de las policías; homologación en la capacitación de ministerios públicos, policías ministeriales y peritos; narcomenudeo atendido desde el ámbito estatal; delincuencia organizada e intercambio de datos para la investigación de los delitos----, son de la mayor relevancia en la lucha que el Estado y la sociedad mexicana libran hoy contra la delincuencia y la violencia que trae aparejada.
Libramos una lucha crucial en la que no caben disimulos ni apariencias, pues en su desenlace se cifran la recuperación de la tranquilidad ciudadana y la salvaguarda de libertades hoy desafiadas y, en algunos casos, clara e inaceptablemente acotadas.
En el País empieza a asomarse como un daño colateral de la criminalidad la restricción en el ejercicio de nuestras libertades. Garantías postuladas por la Norma Suprema, como las libertades de expresión, de tránsito, de asociación y de reunión, empiezan a verse limitadas por el miedo que incuba la violencia asociada a la delincuencia.
La demostración irrefutable de que en muchos lugares del País la delincuencia está afectando nuestras libertades, impone a todos el compromiso de luchar de nuevo por la paz y por la preservación a toda costa de esas libertades….
No hay tiempo ni espacio para vacilaciones, menos para evasiones cómodas, imprudentes, o cobardes: tenemos que cerrar filas, antes de que el largo brazo de la amenaza alcance también la libertad de elegir, que con tantos sacrificios nos hemos dado los mexicanos.
Celebro los propósitos y los alcances de esta reunión, pero comparto con muchos mexicanos la convicción de que esto ya no es suficiente.
No podemos cifrarlo todo en las Procuradurías y en los cuerpos de seguridad del Estado. Es necesario fortalecer nuestros mecanismos de defensa y de combate a la delincuencia, pero es indispensable transformar sin más dilación el paradigma del desarrollo nacional, condensado en un modelo que reproduce injusticias, desigualdad, marginación y pobreza. Si no reconocemos la urgencia de soluciones estructurales, estamos perdidos.
Fortalecer la procuración de justicia es ineludible. Requerimos coordinación y concordancia que permitan una autoridad realmente organizada, para no darle a la delincuencia la facilidad de aprovechar las debilidades que incuba la desarticulación entre Estados y autoridades federales.
Como parte de la Federación, hemos estado atentos a las convocatorias del Presidente de la República. Nuestras propuestas en torno a la policía única; a la ley anti-soplones; a la necesidad de simplificar la adquisición de armamento, han sido escuchadas. Trabajamos estrechamente con el ejército y con las instituciones de la república, asumiendo cabalmente nuestra responsabilidad constitucional de velar por la seguridad y las libertades.
Como autoridades reconocemos la gravedad del problema, con el propósito de que la sociedad comprenda la dimensión del desafío, y procure también su auto-cuidado. En horas tan peligrosas, no hace sentido la política del avestruz. Tenemos que luchar y asumir los costos que implique hacer prevalecer las libertades y la cohesión de la sociedad.
Con esta misma claridad, sostenemos por ello que no todo es asunto del Ministerio Público y de las fuerzas de seguridad; sostenemos que hay que humanizar el paradigma del desarrollo nacional, a fin de preservar el tejido moral de la sociedad mexicana, su solidaridad, sus más altos valores.
Sé que estos trabajos son preparatorios de la Conferencia Nacional de Procuradores Generales de Justicia, que habrá de celebrarse en fecha próxima. Apelo a su inteligencia y sensibilidad, para que la agenda de esa reunión considere la propuesta de concertar con los Estados Unidos acuerdos bilaterales adicionales al Plan Mérida; es decir, acuerdos económicos que lleven a ampliar las cuotas de empleo legal y a una nueva ALIANZA PARA EL PROGRESO DE LOS JÓVENES de nuestras naciones, hoy sin esperanza y confundidos ante el futuro.
Apelo a su sentido de justicia, para que pueda iniciar cuanto antes una ofensiva bien articulada contra el delito, armada con alianzas amplias entre los tres órdenes de gobierno y la sociedad, pero también con una oferta social para los millones de jóvenes mexicanos sin expectativas de progreso y bienestar.
Es imperioso aplicar medidas enérgicas e inmediatas en tanto se redefine el extravío del paradigma de desarrollo con justicia del País.
La esperanza de los jóvenes mexicanos, está a punto de agotarse. La impresionante reserva de divisas internacionales del País, no sólo debe servir para mantener la estabilidad cambiaria. Urge afianzar la estabilidad del México joven con parte de esos recursos, aplicados de manera emergente con la vigilancia de la sociedad.
Seamos realistas: ¡se nos agota el tiempo!
Estamos ante el peligro de que las elecciones y las alternancias, ya no corrijan los defectos de las políticas y de los políticos: la nación misma está amenazada….
No debemos permitir que nos derroten en la conciencia que aún guardamos los mexicanos como miembros de una Nación libre y pacífica. Si asumimos el hábito de convivir con la violencia, la pobreza y la exclusión del México joven, el daño puede llevarnos a perder los valores que nos dan integridad y esperanza como Nación.
La anticultura del crimen no debe llevarse la fe en el País de sectores como la juventud mexicana; nos deben doler las víctimas de esta hora aciaga para nuestra patria, pero debe empezar a dolernos con la misma sincera intensidad, la derrota anticipada de las nuevas generaciones.
Hagamos dentro de la democracia y de la paz lo necesario para corregir el rumbo; para darnos viabilidad de futuro en la justicia social con libertades. No hay demasiado tiempo. La historia quiere que adquieran sensata actualidad las palabras perentorias que en otro momento de la república desafiada, pronunciará aquí don Sebastián Lerdo de Tejada:
Es ahora o nunca….
Muchas gracias.